martes, 10 de noviembre de 2009

El hombre anestesiado del hombre.

Ya hace algún tiempo que esta idea da vueltas en mi cabeza; mi abuelo solía decir, “el ser humano es un bicho de costumbre”, será por eso que somos capaces de tomarnos un té con total naturalidad, mientras vemos en las noticias de las siete las imágenes más monstruosas, como si esos que están ahí, fueran extras de algún film de bajo presupuesto, como si su dolor no fuera real.

Es sabido que el hombre ha intentado desde los comienzos separarse de sus iguales, así hemos creado religiones, fronteras, banderas, corrientes políticas, diferencias físicas, intelectuales, sexuales, de género, de raza, etc., etc., etc.… Yo soy de los que creen, que nuestro empeño en sentirnos diferentes de los otros, tiene que ver con el temor a sabernos iguales, porque si somos iguales al otro estamos tan expuestos como él, a los horrores de este mundo y lo que es aún peor, compartimos responsabilidades por ello.

Aunque hoy me perturba algo mas desolador; estar anestesiado del otro, ya ni siquiera verlo como alguien lejano y distinto, a quien le pasa algo que a nosotros nunca podría pasarnos, ahora lo que nos sucede es mas terrible; nos acostumbramos a ver hambre, muerte, injusticia y no nos provoca nada o por lo menos no, lo que debería provocarnos; sabemos que es gravísimo, nuestra mente entiende bien la idea, pero hay algo interno que nos dice que justo ahí, donde debería haber una sensación o un sentimiento, hay un gran vació y resignación.

Será tal vez por eso, que cada vez nos cuesta más el amor, que las caricias van pasando de moda, como si endurecernos para no sufrir trajera como lógica consecuencia, también hacerlo para ser felices, para escuchar al otro, para cuidarlo, y así nos vamos aislando y adormeciendo, dando lugar a los despiertos de siempre, para que hagan y deshagan con nosotros, como les de la gana.

En definitiva supongo que mi abuelo tenia razón y que lo que vivimos es el resultado de años y años de errores, de muchos “no te metas”, de “sálvese quien pueda”, para llegar al día de hoy anestesiados y apáticos, aguardando en el mejor de los casos quien sabe que milagro, para despertarnos de nuestro aletargamiento.



La última reflexión agónica sea quizás: si aquí terminamos, en una de esas, podemos volver a empezar.

4 comentarios:

  1. ...yo suelo compararlo con estar muerto... en cierta medida, es eso, no sientes..nada, ni dolor ni alegría, solo el vacío...pero esperemos ese milagro, que nos vuelva a la vida, que nos devuelva a nosotros mismos...una vez más, gracias Migi por compartir...bsito

    ResponderEliminar
  2. Es verdad podemos estar comiendo la mejor cena viendo el noticiero y mirar impávidos como muestran todo tipo de masacres y no dejar de masticar el bocado solo acomodarlo para expresar sin asombro el clasico... "mira mataron a otro" como si narraramos una sinopsis de alguna pelicula de accion ochentosa.
    No se si seran los años del no te metas, o del algo habran hecho, no creo tanto en eso... pero si que siento que se está esperando que otro haga algo, uno no se compromete, si no ve que alguien dio el primer paso primero, puede que despues se lo siga o puede que no...
    Lo que noto es desesperanza, como que ya esta todo perdido al ver el rostro de la gente, nos acostumbramos enseguida a todo, a ser una estadistica, a ser parte de la listita mensual de bajas, a mi con casi 40 me asusta la impunidad de los jovenes, mirandote desafiante, sabiendose importante contando las muertes en su haber y todo por un celular, o un auto de lujo.
    En mi caso particular me siento atado de pies y manos, me tuve que desprender de mi auto porque mi familia tiene miedo que me pase algo, vender un auto que me costo trabajo, por miedo a que uno me mate y no hacer nada para que no haya mas miedo y poder circular...
    Me pregunto no era la mayoria el que decidia algo? porque estamos regidos por minorias y siendo mayoria no podemos hacer algo?

    ResponderEliminar
  3. Creo que tiene que ver con el tema esta poesía de Daniel Resnich (un amigo):

    Reality war

    Bombardean en mi cena
    Le siegan la cabeza a mi hijo.
    Su tronco cae decapitado en la mesa
    y se desangra en el bistec.
    Mi esposa gimotea. Retiro el cuerpo.
    Limpio la mesa. Comemos postre.
    La cabeza de mi hijo dice en la pantalla:
    ¿Por qué me has abandonado?

    Daniel Resnich

    ResponderEliminar
  4. Tremenda Levis...tremenda...

    ResponderEliminar